Cueva Cerdaña
Dice la leyenda que hace muchos, un soldado de Pina de Montalgrao se enamoró en la isla de Cerdeña de una hermosa chica la cual llevó a su pueblo, la familia del joven no vio con buenos ojos aquella relación y no aceptó a la muchacha, que se decía que era bruja.
Los jóvenes se fugaron refugiándose en una cueva cercana al pueblo, a él había salido a cazar mientras ella permanecía en la cueva, un día la chica explorando las cavidades más profundas de la cueva se perdió, cuando su amado regresó no pudo encontrarla y se dice que su cuerpo todavía reposa en su interior. Desde entonces a esa cavidad se la denomina la Cueva de Cerdaña.
Presenta 2 bocas separadas entre sí unos 7 metros, la mayor de 6 x 2 metros da acceso 60 x 35 x 15 metros en la que abundan los bloques y formaciones estalagmíticas, que en algunos casos llegan a tener una altitud de unos 15 metros. En su extremo NW a través de una fractura se accede entre bloques a una serie de pequeñas estancias y simas, alcanzando una profundidad máxima de 85 metros. En el extremo N de la sala, y tras descender un estrecho pozo de 3 metros aparece una sala irregular muy caótica de unos 50 x 15 x 5 metros.
Según otras leyendas, desde su interior se oyen cantar los gallos de Pina.
Cueva-santuario en época ibérica. En ella se realizaban libaciones purificadoras y se ofrecían frutos de la tierra a divinidades
Durante la pasada Guerra Civil Española (1936-39) fue utilizada como observatorio militar.
Debido a la amplitud de la cavidad, su iluminación y sus condiciones físicas, esta cueva ha sido utilizada como lugar de habitat prolongado y estable desde la Edad del Bronce hasta la época ibérica, momento en que adquiria la condición de cueva-santuario tal y como reflejan los numerosos vasitos caliciformes ibéricos recuperados de su interior.